Baracoa es una ciudad que seduce. Fue la primera villa fundada por los españoles en Cuba, el 15 de agosto de 1511. Bautizada con el nombre de Villa de Nuestra Señora de la Asunción de Baracoa por el adelantado Diego Velázquez.
Pero el interés y la rápida conexión que establece la Ciudad Primada con el visitante va más allá de su bella bahía, la verde vegetación o las dos exóticas elevaciones que la custodian: El Yunque y La Bella Durmiente. Su mayor patrimonio, lo constituyen sus pobladores, dedicados en su mayoría a la explotación de recursos forestales, al cultivo del café, coco, cacao y la producción de chocolate.
Los amantes de la ecología deben saber que Baracoa sobresale por su gran biodiversidad, con flora y fauna de lujo y altísimo endemismo. Gran parte de su territorio pertenece al Parque Nacional Alejandro Humboldt.
Para quienes prefieran historia, cultura, tradiciones y leyendas; la primera en el tiempo exhibe más de sesenta sitios arqueológicos con huellas de la cultura taina. En su Iglesia Mayor se puede ver la Cruz de Parra, una de las veintinueve que trajera Cristóbal Colón al denominado Nuevo Mundo.
El museo Matachín, con personal muy capacitado atesora muestras únicas de gran valor.
Una de las maravillas de esta ciudad es la cocina tradicional, el consumo del Tetí (pez que aparece en la desembocadura de los ríos), variedades de pescado cocinados con lecha de coco, el bacán (confeccionado a base de plátanos y carne de cerdo), varios tipos de enchilados o dulces como el turrón de almendras o el famoso cucurucho (coco rayado saborizado con guayaba, naranja o piña), son algunos ejemplos de una amplia y diversa gama de sabores.
En la primera de las villas cubanas viven personalidades como Alejandro Hartman, prestigioso historiador e investigador, participante de la famosa expedición en canoa “Del Amazonas al Caribe. Aquí nacieron los campeones olímpicos Maikro Romero en boxeo y María Caridad Colón en lanzamiento de jabalina (primera fémina en alcanzar este lauro).
Momentos muy especiales para cualquier turista pueden resultar la visita a instituciones culturales como la galería de Arte o la Casa de la Cultura, ambas en el centro de la ciudad o a los talleres de pintores con apellidos muy reconocidos como: Caboverde, Piedra o Carreño, entre otros. En la localidad “El Güirito”, a unos doce kilómetros por la carretera a Maisí, nació el Kiribá y el Nengón, considerado uno de los ritmos que dieron lugar al Son Cubano.
La vida de los baracoesos (o baracoenses) está marcado por varias leyendas, entre las cuales pudiéramos mencionar la “Maldición del Pelú”, que castiga con fuertes aguaceros cualquier fiesta o celebración, tal y como ocurrió durante la Gala Cultural por los Quinientos Años de fundada la ciudad. La de una mujer rusa que salió huyendo del socialismo en su país natal y terminó colaborando con Fidel Castro Ruz y el Movimiento 26 de julio; y la de una fémina que disfrazada de hombre, ejerció la medicina durante varios años hasta que fue descubierta y que dio pie a la obra de teatro Escándalo en la Trapa.
A Baracoa se llega por vía terrestre, desde Moa o a través del viaducto de La Farola, una de las 7 maravillas de la ingeniería civil en Cuba, desde la ciudad de Guantánamo. También por vía aérea desde la capital cubana. Cuenta con instalaciones hoteleras en la ciudad como El Castillo, Porto Santo y La Rusa y en la playa Villa Maguana.
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