El Bárbaro del Ritmo

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Hoy vamos a hablar de uno de los cantantes latinoamericanos más famosos del siglo XX: Beny Moré. Pero, ¿Quién fue este genio de la música cubana? ¿Qué lo hizo tan especial? ¿Qué canciones nos dejó como legado?

Les invito a acompañarme en este recorrido por la vida y obra de El Bárbaro del Ritmo. 

Nacimiento y niñez

Beny Moré fue uno de los cantantes y compositores más importantes de la música cubana del siglo XX. Su voz, su ritmo y su carisma lo convirtieron en una leyenda que aún hoy se recuerda con admiración y nostalgia. Pero ¿cómo fueron sus primeros años de vida? ¿Qué influencias y experiencias marcaron su formación musical?

Nació el 24 de agosto de 1919 en el barrio de Pueblo Nuevo, en Santa Isabel de las Lajas, una pequeña ciudad de la provincia de Cienfuegos, en el centro de Cuba. Era el mayor de 18 hermanos de una familia humilde y campesina, de ascendencia afrocubana. Su nombre real era Bartolomé Maximiliano Moré Gutiérrez, pero desde niño le decían Beny o Benny.

Su madre, Virginia Moré, era descendiente de un rey del Congo que fue esclavizado y llevado a Cuba, donde cambió su nombre por el de su amo, el conde Moré. Su padre, Silvestre Gutiérrez, era un jornalero que tocaba la guitarra y el tres en sus ratos libres. Beny heredó de él su pasión por la música y su habilidad para tocar instrumentos.

Desde muy pequeño, Beny mostró su talento musical. A los seis años se fabricó su primera guitarra con una tabla y un carrete de hilo. A los diez años ya cantaba en fiestas y velorios, acompañado por su padre o por otros músicos locales. A los doce años formó parte de un grupo llamado La Juventud del Cayo, que tocaba en bailes y carnavales.

Beny no tuvo una educación formal. Abandonó la escuela a los ocho años para ayudar a su familia en las labores del campo. Cortaba caña, sembraba tabaco, recogía café y vendía frutas y verduras en el mercado. Sin embargo, nunca dejó de aprender por su cuenta. Leía libros y revistas que encontraba o le prestaban, escuchaba la radio y se interesaba por todo lo que pasaba en el mundo.

Su sueño era ser cantante profesional y viajar a La Habana, la capital del país, donde estaban las mejores orquestas y los mejores escenarios. A los 17 años decidió dejar su pueblo natal y emprender la aventura de su vida. Con una maleta llena de ilusiones y una guitarra al hombro, se subió a un tren rumbo a la gran ciudad.

Su carrera musical

La vida del Beny en la música cubana abarcó desde la década de 1940 hasta su muerte en 1963, y durante ese tiempo exploró diversos géneros como el son, el bolero, el mambo, el cha-cha-chá y el guajira. Su voz potente y expresiva, su carisma escénico y su habilidad para componer e improvisar lo convirtieron en un ídolo del público y un referente de la música cubana.

Su carrera musical  se puede dividir en tres etapas principales: la primera, cuando viajó a México y se dio a conocer como solista; la segunda, cuando regresó a Cuba y formó su propia orquesta, el Banda Gigante; y la tercera, cuando se consolidó como una estrella internacional y grabó algunos de sus éxitos más recordados.

La primera etapa comenzó en 1945 cuando, con 26 años, decidió probar suerte en México, siguiendo los pasos de otros artistas cubanos como Celia Cruz y Pérez Prado, el creador del mambo. Allí se unió a la orquesta de Rafael de Paz y grabó sus primeros discos con la RCA Víctor , participando además en varias películas musicales. Su estilo vocal cautivó al público mexicano, que lo bautizó como «El Bárbaro del Ritmo».

Durante su estancia en el país azteca el Beny conoció a muchos artistas mexicanos, como Pedro Infante, Jorge Negrete, Agustín Lara y María Félix con los que compartió escenarios, películas y fiestas. Beny Moré admiraba la cultura mexicana y la incorporaba a sus canciones. Por ejemplo, en «Bonito y sabroso» dice: «México lindo de mi amor / te llevo dentro del corazón».

La segunda etapa se inició n la década de los 50 cuando decidió separarse de la orquesta de Pérez Prado, con quien había grabado varios éxitos como «Bonito y sabroso» y «Qué bueno baila usted» Beny y regresar a Cuba. En busca de  más libertad para elegir su repertorio y su estilo  decide crear su propia orquesta con una sección de metales, una de cuerdas y una de percusión, lo que le permitía interpretar diversos ritmos con gran calidad sonora. Nacía así, en 1953, La Banda Gigante de Beny Moré

La nueva orquesta fue un éxito desde su debut en el Teatro América de La Habana en 1953. Su sonido era una mezcla de ritmos cubanos como el son, el mambo, el bolero y el cha cha chá, con influencias de jazz y swing. Beny era el director y el solista principal, pero también dejaba espacio para que los demás músicos y cantantes se lucieran con sus solos y coros.

La Banda Gigante acompañó al Bárbaro del Ritmo en sus giras por Cuba, México, Estados Unidos y otros países y junto a ella El Beny grabó más de 100 canciones, entre las que se destacan «Cómo fue», «Santa Isabel de las Lajas», «Soy campesino» y «Mata Siguaraya», convirtiéndose  en una de las orquestas más famosas y respetadas de la música cubana, y en la expresión máxima del talento de Beny Moré.

La tercera etapa de la vida musical del Beny se desarrolló entre 1956 y 1963, cuando  alcanzó el apogeo de su fama realizando giras por varios países de América Latina y Estados Unidos. En esta época grabó algunos de sus discos más emblemáticos, como «Beny Moré canta a México», «Beny Moré con Pérez Prado» y «Beny Moré con Ernesto Duarte».

Su repertorio incluía canciones románticas como «Tú me sabes comprender», «Mi amor fugaz» y «Te quedarás», así como temas bailables como «Marianao», «Soy campesino» y «La culebra». Su última presentación fue el 19 de febrero de 1963 en el Teatro Nacional de Cuba, solo dos días  antes de su muerte a causa de una cirrosis hepática.

Legado

Benny Moré falleció el 19 de febrero de 1963 en La Habana, Cuba, a la edad de 43 años. Su muerte se debió a complicaciones relacionadas con el alcoholismo que habían afectado su salud durante varios años.

A pesar de su temprano fallecimiento, su legado musical perdura y su influencia en la música cubana y latinoamericana sigue siendo significativa. Es recordado como uno de los grandes exponentes de la música popular cubana y ha dejado una huella indeleble en la historia de la música y sus canciones continúan siendo apreciadas y reinterpretadas por artistas de diferentes generaciones.

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Obra del escultor santiaguero José Villa Soberón y como eterno homenaje al Bárbaro del Ritmo, el 27 de noviembre de 2004 se instaló en el Paseo del Prado de la ciudad de Cienfuegos una esfinge del Beny.

La escultura, fundida en bronce, tiene una altura de 182 centímetros, y nos lo presenta con su sombrero alón y la batuta que siempre lo acompañaba cuando hacia una presentación musical junto a su banda.

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