Muchas son las formas del hombre para manifestar aquello que tiene por valioso. Se pudiera decir, sin temor a equivocarse quizás, que tantas formas hay como individuos, y que la existencia de la humanidad misma depende de esto. Algunas de ellas, en su mejor expresión, resultan un todo acabado de ideas, emociones, pasiones… y recursos, una suma singular y armónica que ha quedado en llamarse artes. Cuba es una de esas naciones en las que estas encuentran tierra fértil.
Las artes en Cuba constituyen un área de actividad profusa y de rica tradición. Ya sea mediante trazos coloridos, formas caprichosas o provocativos compases, lo cierto es que el artista cubano destaca por su particular marca, combinando en armonía prolijidad y frescura.
Tal es el caso, por ejemplo, de su música, fusión de múltiples géneros que ha dado como resultado ritmos tan conocidos como el son cubano o la timba, representados internacionalmente por músicos como Polo Montañez o Juan Formell. Alicia Alonso es otras de las grandes figuras representativas del arte cubano, considerada una leyenda gracias a la calidad y elegancia de su ejecución en obras como Giselle o Carmen.
Son muchos los nombres de artistas cubanos que resuenan en el ámbito internacional. En el área de las manifestaciones plásticas cabe mencionar, entre otros, a Wilfredo Lam, a Fidelio Ponce de León o, más recientemente, a Alexis Leyva Machado, conocido como Kcho.
En la literatura destacan autores como Guillermo Cabrera Infantes, Premio Cervantes, Daína Chaviano, una de las novelistas más traducidas, o Leonardo Padura, probablemente el escritor cubano más conocido en los últimos tiempos. En ciertos casos, el virtuosismo artístico ha obtenido como recompensa la nominación al más alto galardón que se pudiera ofrecer. Así sucede con Juan Carlos Tabío y Tomás Gutiérrez Alea (Titón) o Alejo Carpentier y Nicolás Guillén, nominados los primeros al premio Oscar por mejor película extranjera, y los segundos al Nobel de Literatura.
Cuba es sin dudas un país de grandes creadores, en el que el imaginario cultural constituye una fuente inagotable para las más diversas expresiones estéticas, una fuente donde encontrar las bases idiosincráticas de la isla.
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