El majestuoso edificio Focsa, ubicado en la hermosa ciudad de La Habana, es sin duda uno de los íconos arquitectónicos más reconocidos de Cuba y debe su nombre a las siglas de la compañía Fomento de Obras y Construcciones Sociedad Anónima, inversionista principal de su edificación. .
Con una historia y más de unas características constructivas que han capturado la atención de los amantes de la arquitectura y de los interesados en el rico patrimonio de la isla, se levanta en el barrio del Vedado, muy cerca del mar, en el espacio que dejan las calles M y N por una parte y 17 y 19 por la otra.
El objetivo principal de su construcción, allá por la decada de los 50 del pasado siglo, fue satisfacer la creciente demanda de viviendas y oficinas en la ciudad de La Habana, Capital de la Isla, que en aquel entonces experimentaba un auge en su desarrollo urbano y necesitaba una infraestructura que pudiera albergar a la creciente población y acomodar a las empresas y comercios en expansión. Bajo esas premisas, el edificio Focsa se convirtió en una solución innovadora y vanguardista que buscaba dar respuesta a estas necesidades.
En el lugar donde se construyó, existía una antigua mansión colonial perteneciente a la familia Gómez Mena, una de las más ricas e influyentes de Cuba en aquella época, la que fue demolida en 1952 para dar paso al proyecto del moderno rascacielos.
El edificio Focsa fue planeado para albergar a los empleados de la cadena CMQ, de radio y televisión de Cuba. El organismo Fomento de Hipotecas Aseguradas (FHA) financió el 80 % del costo de las viviendas y el 60 % de los locales comerciales. Antes de comenzar a levantarlo se estudió la seguridad de la construcción teniendo en cuenta los vientos de hasta 240 km/hora que llegarían a azotar al edificio, pero los estudios dieron como resultado que con esos vientos la estructura se movería sólo 10 centímetros en su parte superior por lo que no afectaría a los residentes del edificio.
El diseño del novedoso edificio estuvo a cargo de un equipo de arquitectos compuesto por el español Martín Domínguez Esteban y los cubanos Ernesto Gómez Sampera y Bartolomé Bestard quienes, utilizando modernas técnicas e inspirándose en el estilo modernista y funcionalista que predominaba en ese entonces en Estados Unidos y Europa, concibieron una estructura moderna y vanguardista para la época.
El Focsa, como todos los habaneros lo conocen, tiene 36 pisos y una de sus características más destacadas es su altura de 121 metros, lo que lo convirtió en el edificio más alto de La Habana y la segunda construcción más alta de hormigón en el mundo, después del edificio Martinelli de Sao Paulo, durante décadas.
Basándose en los principios de Le Corbusier, que explotan una estructura autónoma y funcional que aprovecha la luz y la ventilación natural, el edificio se planteó como una pequeña ciudad autosuficiente dentro de otra ciudad, con 373 apartamentos, garajes, una escuela, un supermercado, tiendas y restaurantes. Su área total es de aproximadamente 34,000 metros cuadrados, y se compone de diferentes secciones destinadas a uso residencial, comercial y de oficinas.
Las obras comenzaron en 1953 y se extendieron poco más de dos años hasta el 1956 y en la construcción se utilizó el método de “hormigón armado”, una técnica avanzada para la época, que permitió levantar esta imponente estructura en un tiempo relativamente corto, llegando a construirse un piso cada cinco días. Su peso se estimó en unas 30 mil toneladas y se utilizaron unos 15 mil metros cúbicos de hormigón y alrededor 2 mil toneladas de acero para la armadura.
Aunque en los EEUU no veían económicas las construcciones de hormigón superiores a los 18 pisos, el FOCSA demostró lo contrario de esos criterios, ahorrando un 5 % en el presupuesto de los pisos bajos y un 18 % en los pisos más altos. La estructura de hormigón se hizo con muros continuos que van desde los cimientos hasta la azotea. Para su construcción no se utilizaron grúas.
El costo total de la obra fue de unos 25 millones de pesos cubanos (en aquella época el peso cubano equivalía al dólar estadounidense) y fue inaugurado el 28 de julio de 1956 con una gran fiesta a la que asistieron personalidades políticas, culturales y sociales de Cuba y del extranjero.
Actualmente, el edificio Focsa continúa siendo un referente arquitectónico en La Habana y un importante punto de interés tanto para los habitantes locales como para los visitantes y aunque ha pasado bastante más de medio siglo desde su construcción, el edificio se mantiene en buen estado y ha sido objeto de varios trabajos de conservación y restauración a lo largo de los años.
Además de sus usos residenciales y de oficinas, el edificio Focsa alberga diferentes comercios que van desde supermercados hasta estudios de televisión, pasado por teatros y clubes
En el piso 33 está ubicado el Restaurante-Bar La Torre, una de sus instalaciones más conocidas. Este centro gastronómico ofrece una variada cocina Internacional, aunque la especialidad de la casa son las combinaciones de pescados y camarones como el filete de pescado grillé con camarones grillados con salsa maitre´hotel y vino blanco.
Cómodos sillones color vino combinan con los manteles y candelabros y amplias paredes de cristal permiten observar casi a nuestros pies, la maravillosa vista panorámica del mar y el cielo azul del Malecón habanero, una puesta de sol inolvidable o la agradable vista de las luces de la ciudad de La Habana si reservamos de noche.
En fin, el Edificio Focsa es, junto al Puente de Bacunayagua, una de las siete maravillas de la ingeniería cubana y es, además, una joya arquitectónica de la Capital de todos los cubanos. Con su diseño moderno y su construcción vanguardista es un lugar emblemático y una joya arquitectónica que ha dejado una huella indeleble en la historia y la cultura de La Habana, que no debe dejar de visitarse
Deja un comentario