Hoy sabemos que existen sitios imaginables, descritos, por ejemplo, a golpe de secuencias por un cineasta o a fuerza de palabras por un poeta. Es este el caso de La Habana, una ciudad maravilla de encanto añejo que, como pocas, logra sofocar la capacidad de asombro de muchos.
Algunos puntos de interés de La Habana.
Un sitio para trazarse una ruta de (re)descubrimiento en la capital de todos los cubanos es, sin dudas, el centro histórico.
La Habana Vieja, lugar que viera nacer y desarrollar a la villa colonial, revela definitorias evidencias de esto por medio de construcciones como el Templete, El Palacio de los Capitanes Generales o La Catedral de la Habana, situadas en las que se consideran las primeras plazas de la ciudad. Muchas otras edificaciones han sido testigo de la rica e intrincada historia cubana. Desde sus fortificaciones, como El Castillo de los Tres Reyes (Morro) o La Fortaleza de San Carlos de la Cabaña, el visitante podrá adquirir una imagen más clara de lo que representaba la isla en época de poderíos imperiales.
Ya del otro lado, alejándose de los fundamentos de la ciudad y lo que, parafraseando a Leonardo Padura, resulta algo más que el banco público jamás construido: el Malecón, La Habana comienza a adquirir matices modernos. Calles que suman más de 500 construcciones históricas se abrirán, para dar lugar al Capitolio, al Edificio Bacardí o al Gran Teatro de La Habana.
El buen viajero sabrá otorgarle el indicado ritmo a su visita. Ya sea que esta dure pocos días o se extienda a lo largo de semanas, el paseo a pie, en oldtimer (coches de época) o en un auto rentado constituye una variable que restará o multiplicará la interacción con la que fuera una vez la “Llave del Nuevo Mundo”.
Otra pudiera ser, quizás, el placer que encuentre el visitante al hospedarse en hoteles, como el Ambos Mundos o el Hotel Nacional, que resultaran en el pasado residencia de personalidades tales como Ernest Hemingway, Marlon Brandon o Jorge Negrete, o en casas particulares, donde la experiencia obtendrá un sabor más íntimo e igual de inolvidable.
La oferta en el polo turístico de mayor importancia en la isla considera todas y cada una de las pasiones. Para aquellos que gusten de tomar el sol, para luego, a la vuelta, lucir el bronceado característico del trópico a la sombra de un portal colonial, neoclásico, ecléctico, entre otros, se extiende una franja de 20 km de playas, entre las que destacan, por ejemplo, Santa María del Mar o Guanabo.
La Habana y el intento por revelarla, desde uno u otro rincón, sigue resultando, en el mejor de los casos, un trabajo hercúleo. Mejor sería, quizá, creerse cada vez un descubridor más, saber que la última ocasión no bastó, y que, si de la primera se trata, quedan muchas otras por venir. Dicho esto, resta sólo convenir el tiempo de la cita, el lugar ya está marcado.
Deja un comentario