Santiago de Cuba está ubicada en la costa sur oriental de la isla y es la segunda ciudad más grande del país, después de La Habana. Fundada en 1515 por el conquistador español Diego Velásquez de Cuéllar, es una de las urbes más antiguas de América.
Durante los siglos XVII y XVIII fue escenario de numerosos enfrentamientos entre las fuerzas españolas y los piratas y corsarios que atacaban la ciudad y en el siglo XIX, en 1898, jugó un papel importante en la Guerra Hispanoamericana cuando las fuerzas estadounidenses la atacaron y capturaron, lo que contribuyó a la victoria final de los Estados Unidos.
La ciudad cuenta con muchos sitios históricos entre los que es imprescindible mencionar la impresionante fortaleza que se levanta a la entrada de su bahía: el Morro de Santiago de Cuba
Hoy en día, el Morro de Santiago de Cuba es un importante sitio turístico y uno de los monumentos más emblemáticos de la ciudad. La fortaleza fue restaurada en los años 90 del pasado siglo y hoy se encuentra abierta al público, lo que permite a los visitantes explorar y conocer su historia, además de disfrutar de impresionantes vistas de la bahía de Santiago rodeada de las montañas de la Sierra Maestra.
El Morro de Santiago tiene un pequeño museo donde podremos admirar y conocer una amplia colección de armas, uniformes y objetos históricos relacionados con la fortaleza y con la defensa de la ciudad.
Pero, de cómo se construyó esta emblemática obra de la etapa colonial española en la Isla de Cuba y de su historia hablaremos a continuación
Su Historia y construcción
El Morro de Santiago de Cuba es una fortaleza construida en el siglo XVII para proteger la ciudad de los ataques de piratas, corsarios y contrabandistas. Fue diseñado por el ingeniero italiano Giovanni Battista Antonelli con un estilo renacentista y se considera la obra más completa y mejor conservada de la arquitectura militar española en América.
Su nombre oficial es Castillo de San Pedro de la Roca. Está ubicado en la entrada de la bahía, en un promontorio rocoso a 10 kilómetros del centro histórico de Santiago de Cuba y fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1973.
Su historia está llena de acontecimientos importantes, como el asedio del pirata inglés Henry Morgan, en 1662; el ataque del almirante francés Jacques Cassard, en 1718; el bombardeo del almirante británico George Pocock en 1762; y la batalla naval entre España y Estados Unidos en 1898.
La construcción del morro de Santiago de Cuba comenzó por orden del gobernador Pedro de la Roca y Borja y se llevó a cabo en varias etapas a lo largo de los siglos XVII y XVIII, utilizando diferentes técnicas constructivas afines con cada momento.
En una primera etapa, a principios del siglo XVII, se construyó lo que constituyó la base de la fortaleza: una muralla de piedra en la parte inferior del acantilado que, con una altura de 7 metros y una anchura de 1,5 metros, albergaba en la parte superior varias cañoneras que permitían disparar hacia los barcos enemigos que intentaran entrar en la bahía.
La obra tomó varios años y en ella se utilizaron piedra caliza y otros materiales locales, como madera y barro. Los trabajadores utilizaban técnicas manuales para cortar y dar forma a las piedras, y luego las colocaban cuidadosamente en su lugar. Fue un trabajo arduo y peligroso debido a la ubicación del sitio y las condiciones climáticas adversas.
Una segunda fase en la construcción de la fortaleza comenzó a mediados del siglo XVII, alrededor de 1660, con la construcción de una batería baja que con varias cañoneras se ubicó en la parte superior de la muralla de piedra construida anteriormente.
Esta batería, construida con mampostería de piedra caliza y ladrillo, tenía una longitud de 36 metros y su altura de 3,5 metros permitía a los defensores de la fortaleza mantener una posición más elevada y con ello tener una mejor visibilidad y alcance de tiro para disparar, si fuera necesario, a los barcos enemigos que intentaran acercarse.
La tercera fase de la construcción del Morro de Santiago de Cuba comenzó en 1678 y se centró en la construcción de la torre principal de la fortaleza que, con una forma cuadrada y un baluarte en cada esquina, se eleva 18 metros sobre el nivel del mar. Rodeada de un parapeto y un foso permitía con su mayor altura tener una mejor vista panorámica del entorno a los defensores de la fortaleza en caso de aun ataque
La construcción de la torre principal fue una obra de ingeniería impresionante, ya que fue necesario transportar grandes bloques de piedra caliza desde las canteras cercanas al Morro hasta el sitio de construcción, donde se utilizaron técnicas avanzadas para levantar y colocar cada uno de los bloques en su lugar.
La cuarta fase de construcción del Morro de Santiago de Cuba se llevó a cabo a finales del siglo XVIII, alrededor de 1762, terminando en el 1790. Aunque los materiales utilizados fueron similares a los empleados en las fases anteriores, como piedra caliza y ladrillo, se utilizaron sin embargo técnicas de construcción más avanzadas y se mejoró la calidad de los materiales para aumentar la resistencia de las diferentes partes de la fortificación.
En aquella última fase de construcción se llevaron a cabo trabajos de excavación para construir una muralla de una longitud de 760 metros y una altura de 7 metros desde la torre principal del Morro hasta el acantilado del otro lado de la bahía. También se construyó un foso en la parte exterior de la muralla para protegerla de los ataques por tierra.
Se instalaron también dos baterías adicionales llamadas «San Fernando» y «La Estrella». La batería San Fernando se construyó en la parte inferior del acantilado y tenía una altura de 3 metros, mientras que la batería La Estrella tenía una altura de 6 metros y se instaló en la parte superior del acantilado.
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